“Nunca antes escuché la palabra “resiliencia” y no sabía su significado”, expresó un estudiante del INFORTES Filial Yalve Sanga en la ronda de evaluación del Taller Realidad Nacional con el tema “Resiliencia como factor fundamental para la salud mental y en situaciones de crisis”.
Otros estudiantes agregaron a la expresión anterior, que la resiliencia es el secreto para sobresalir en la vida y que con la resiliencia se aprende también que cada cultura reacciona de forma diferente ante una situación similar. La resiliencia es un factor muy importante para poder trabajar y sobrellevar sanamente las diferentes situaciones que se presentan en la práctica. Subrayaron que la salud mental en la enfermería es importante, debido a que en esta profesión se tiene sobrecarga emocional y está en juego la salud mental. Refirieron que el estrés es muy común entre los profesionales de salud, pero que es muy bueno saber que con la resiliencia se puede obtener resultados positivos.
El Taller Realidad Nacional 2024 se desarrolló en fecha 27 de agosto de 2024 en el Centro Yalve Sanga con 38 estudiantes del segundo y tercer curso de la Facultad de Enfermería de Filadelfia y del INFORTES Filial Yalve Sanga, ambas instituciones educativas dependientes de la Universidad Evangélica del Paraguay.
Parte del programa del taller fue una presentación de la ASCIM y un recorrido por las instalaciones de ésta, una disertación del Mgr. Adolf Penner y de la Mgr. Juana Aranda de Enns sobre el tema “resiliencia como factor fundamental para la salud mental y en situaciones de crisis (complicaciones con el embarazo)”, y una visita a la comunidad Campo Alegre.
Los estudiantes rescataron que, con la cooperación entre la ASCIM y las comunidades indígenas, se puede dar una mayor atención en cuanto a la salud, recalcando la buena organización y distribución de actividades para que cada colaborador trabaje en equipo. Según ellos, la atención integral ayuda a prevenir muchas complicaciones, estando los colaboradores de la ASCIM lo suficiente capacitados como para enfrentar las situaciones que se presentan. En ese sentido, expresaron que “tenemos que saber lo teórico, saber poner en práctica y saber ser, para brindar el máximo servicio de nosotros mismos”.
En cuanto al panorama intercultural que pudieron observar en el trabajo en la ASCIM, aprendieron a conocer y aprovechar la diversidad cultural; no ser una sociedad multicultural, sino ser intercultural y, en la interculturalidad, saber socializarse con los demás. Destacaron el mismo trato para todos y a no juzgar a las otras culturas por ser diferentes, dando apoyo sin importar la situación de la persona.
Sobre la temática de las complicaciones con el embarazo, los estudiantes expresaron su preocupación sobre la cantidad de muertes maternas en el Paraguay; “cada madre que no sobrevive el parto es un niño que queda huérfano con un futuro inseguro”. Manifestaron, asimismo, que en el Sanatorio ASCIM les llamó la atención de forma positiva el alojamiento conjunto de la madre con su bebé recién nacido, no contando con una pieza para los bebés.
Cerrando el taller, los participantes de éste reconocieron que “no nos podemos quedar con los conocimientos antiguos, debemos actualizarnos constantemente”.
A fines del siglo XIX, en el Chaco paraguayo vivían tres familias lingüísticas con diez grupos tribales, también llamados etnias. La parte central del Chaco Paraguayo ocupaban los grupos de los Maskoy, subdivididos en Lengua, Toba, Sanapaná, Angaité y Guaná. Hacia el sur de los Maskoy vivía la familia de los Mataco con las subdivisiones Nivaclé, Choroti y Macá. En la parte norte del Chaco vivían dos grupos de la familia Zamuco: los Chamacoco y los Ayoreo. Todos los pueblos vivían de la caza y de la cosecha del monte, razón por la cual se mudaban regularmente de un lugar a otro en busca de fuentes de subsistencia.
En los años 1927 y 1930, los primeros grupos de agricultores del exterior llegaron al Chaco paraguayo, pertenecientes a la fe evangélica menonita (´Quiénes son los menonitas? Haz clic aquí para conocer la fé de los menonitas.). Ellos buscaron un lugar alejado para salvar sus propias tradiciones y para desarrollar una nueva vida basada en la agricultura. Se radicaron en tierras compradas de la empresa argentina Carlos Casado.
A través de los contactos de los colonos con los nativos se originó la motivación para predicar el evangelio a los indígenas. La Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay irrumpió el aislamiento voluntario de los colonos y alejó a los pueblos indígenas de los establecimientos agrícolas. Posteriormente a la guerra, los indígenas regresaron y solicitaron la ayuda de los agricultores para asentarse y dejar la vida nómada.
El Consejo Superior de Iglesias de los colonos agricultores presentó entonces una solicitud al Gobierno paraguayo, en la cual informó sobre las intenciones y los objetivos del plan misionero, solicitando la autorización gubernamental. El Gobierno respondió favorablemente, dando lugar así a la fundación de la asociación misionera con el nombre "Luz a los Indígenas" el 17 de setiembre de 1935. Los primeros estatutos fijaron cuatro objetivos:
- Enseñar a los indígenas la doctrina cristiana de acuerdo a las Santas Escrituras.
- Facilitar enseñanza a los niños y promover una ética cristiana entre los adultos.
- Fomentar la salud de los indígenas.
- Capacitación económica y asentamiento agrícola, para integrar a los indígenas en la vida nacional.
En el lugar hoy conocido como Yalve Sanga, se construyó en el año 1936 un puesto misionero. Paulatinamente surgieron los primeros servicios como dispensario médico, una chacra que ofrecía empleo y una escuela para niños. Paralelamente, se estaba desarrollando una ganadería comunal, aprovechando así los campos abiertos en los alrededores del puesto misionero. El trabajo común tenía como propósito tanto la provisión de trabajo a los indígenas como también la facilitación de permanencia en un lugar.
10 años más tarde entró la primera solicitud de los pueblos indígenas por la organización de su vida en tierra propia. Con base a esta solicitud empezó un proyecto mayor de colonización. Se logró involucrar al Comité Central Menonita de América del Norte (MCC) para el co-financiamiento. El comité de asesoramiento indígena, a su vez tenía como misión la compra de tierras con financiamiento mayoritariamente de organizaciones internacionales para asentar a pueblos indígenas. Aseguró un total de 190.000 hectáreas de tierra para los indígenas y ayudó en la fundación de 21 comunidades.
El MCC solicitó la formación de una administración central para guiar el proyecto de colonización. Las iglesias y las administraciones civiles de las tres colonias germano-menonitas unieron sus esfuerzos y acordaron en 1961 un "plan de organización para ayuda económica, social y cultural para los indígenas en el área de las colonias menonitas chaqueñas". Este sistema de cooperación interétnico, después de haber sido reglamentado en un estatuto en 1970, enmendado en 1976, llegó a ser conocido bajo la denominación "Asociación de Servicios de Cooperación Indígena-Mennonita" (ASCIM). La entidad con su nombre, el objeto, sus fines y las demás circunstancias fue reconocida con la personería jurídica por Decreto N° 37.174 del Poder Ejecutivo el 10 de febrero de 1978.
Según sus estatutos originarios, el objetivo general de la Asociación de Servicios de Cooperación Indígena Mennonita fue "prestar servicios de desarrollo, para que las familias indígenas alcancen un nivel económico que les asegure contra la amenaza del hambre, enfermedades y marginalidad".
La Ley N° 904/81 abrió el marco para la organización administrativa de las comunidades indígenas quienes desde entonces pueden recibir la personería jurídica (Art.11). Después de haber sido reconocida, la ASCIM pasó a transferir los títulos de propiedad de la tierra a las comunidades establecidas, sin costo alguno para las comunidades según lo establecido en el Artículo 17. El enfoque de cooperación se cambió al asesoramiento de las comunidades fundadas para que adquieran habilidades de producir en la tierra recibida.
En el 2016, previo análisis y planificación, se dio un direccionamiento nuevo, poniendo el enfoque en la autonomía de las comunidades indígenas.
Ayoreo
El Pueblo Ayoreo
El pueblo Ayoreo es conocido por la literatura científica como una nación de origen amazónico, que desde tiempos inmemoriales está poblando el Chaco boreal, tanto del lado boliviano como paraguayo. Después de un lapso de contactos con las misiones jesuíticas, esta etnia, alrededor de 1750 había decidido cerrar sus territorios a la intrusión del hombre blanco, actitud guerrera que fue mantenida activa por los siguientes 200 años. En el proceso se habían subdividido en una serie de grupos territoriales, de los cuales en el Paraguay los más representativos son los Guidaigosode, los Garaigosode y los Totobiegosode.
Todos los grupos territoriales, tanto de Bolivia como de Paraguay, hasta hoy se sienten unidos como un solo pueblo. Esta unidad es alimentada tanto por la memoria colectiva del grupo, como también por los nuevos desafíos de sobrevivencia que todos están enfrentando. El idioma común, sin lugar a duda, constituye el lazo más fuerte de unidad y de pertenencia común. Mediante visitas entre grupos, el intercambio de audio casetes, los mensajes por radio emisoras y el mantenimiento de una red de radio transmisoras en la mayoría de las comunidades, se construye activamente la identidad étnica.
Los Ayoreo de las diferentes comunidades también se sienten unidos por una serie de valores transmitidos por la memoria colectiva. Se sienten como un pueblo que representa la audacia, la astucia y el coraje; sus miembros asumen iniciativa en actividades económicas, prueban su valentía como obreros, son agresivos en la defensa de sus derechos. Siguen manejando sus economías en base de familias nucleares, y su vida social se orienta hacia el grupo de parientes, al cual pertenecen también, en relaciones transversales por todas las comunidades, los parientes clánicos. El valor de la generosidad abarca a todos estos parientes, manteniéndose así un elaborado sistema de reciprocidad en la subsistencia diaria, sin embargo excluyendo el dinero de las transacciones de solidaridad.
La organización social tradicional de los Ayoreo se ajustaba a las condiciones de subsistencia. Durante la época seca del año, solían vivir en familias extensas, constituidas por varias familias nucleares. Eran bastante móvil, cubriendo para sus recorridas extensas zonas. Para el verano, las diferentes familias volvieron a encontrarse en la aldea donde solían sembrar sus chacras. Una serie de aldeas formaban alianzas para constituir el grupo territorial, y estos, a su vez, todos se identifican con la nación Ayoreo.
Cabe resaltar, que fuera de la organización geográfica, para toda la nación Ayoreo también rige un sistema de “parentesco espiritual”, los clanes o cucherái. Tienen su origen en tiempos mitológicos, siendo dueños de diferentes cualidades y virtudes, y se les han asignado la propiedad de animales, plantas y cosas específicos.
Hoy en día se sigue reconociendo este parentesco en el sentido de mostrar solidaridad y prohibir los casamientos dentro del mismo clan. Además se está usando estos nombres como apellidos. Los siete clanes, que existen transversalmente en todos los grupos, son: Etacóre (Etacóro, para indicar femenino), Picanerái (Picaneré), Chiquenói (Chiquenore), Dosapéi (Dosapé), Cutamurajái (Cuchaméjnoró), Jnurumini (Jnuruminé), Posorajái (Posijnoró).
Parte de la memoria colectiva también forman los sistemas de explicación que tienen su origen en los tiempos de los antepasados mitológicos. Estos Jnanibajade, por procesos de transformaciones múltiples, habían creado a los seres de la naturaleza y a los Ayoreo, y habían dejado las reglas de cómo tenían que relacionarse los unos con los otros. Así, por ejemplo, el Jnanibajai Jnumí se transformó en la tierra e invitó a los demás para caminar sobre él. Otro Jnanibajai, Guede, se transformó en el sol, etc. En cada caso, la tradición literaria incluye con estos mitos de origen también las prohibiciones y las medidas curativas en caso de enfermedad que proviniere del caso.
Quiere decir, que las plantas, animales y cosas reciben su sentido, su conexión con la cultura humana, a través de un mito que ofrece los conocimientos sobre los mismos. En tiempos anteriores, esto incluía conocer todos los tabúes para mantenerse en equilibrio con su entorno natural y espiritual. Tales prohibiciones, puyak, prescribían el manejo adecuado de objetos, comidas, relaciones sociales, etc. Por ejemplo, a los jóvenes era puyak fumar la pipa, caso contrario se enfermarían. A una mujer era puyak comer huevos de tortuga, porque esto le causaría complicaciones en el parto. Comer carne con grasa por la noche era puyak, porque causaría un sueño amenazante, que posteriormente se convertiría en realidad. El agricultor no debería afilar sus herramientas en la chacra, porque esto atrae plagas.
Estos conocimientos, más los que en tiempos posteriores se agregaron por la experiencia colectiva, habían permitido a los Ayoreo sobrevivir con éxito en el Chaco. La conciencia de estas reglas y conocimientos sigue viva en las mentes del pueblo Ayoreo hasta hoy, y también en estos tiempos siguen reformando sus sistemas de explicación a la luz de nuevas experiencias y nuevos conocimientos adquiridos.
Los diferentes grupos Ayoreo también están plenamente concientes, que según experiencias colectivas recientes, ellos se encuentran en etapas diferentes del proceso de transformación y rediseño de sus sistemas de explicación. En este ámbito se cuidan de que esto no interfiera con sus sentimientos de pertenencia al “nosotros” colectivo. También están unidos en la convicción de que la subsistencia económica tiene que ser asegurada como base del nuevo rediseño de estrategias culturales que integrarán la así construida nueva identidad colectiva.
En este proceso aspiran un mayor reconocimiento intercultural de la sociedad neo-americana y de las instituciones gubernamentales y no-gubernamentales, y un apoyo en proyectos económicos y sociales. También están abiertos para nuevos conocimientos y destrezas que faciliten el acceso a esta cooperación. Por algún tiempo estaban experimentando con la participación política partidaria como una vía de acceso, pero se dieron cuenta que no es compatible con su proyecto cultural. Fácilmente crea divisiones internas en las comunidades. Además, el modelo de liderazgo Ayoreo es más de mediador entre su grupo y los “otros”, y no se presta para ser reinterpretado como uno que actúa en “representación” del grupo. También el tema de la búsqueda de consenso por medio de las asambleas comunitarias sigue siendo un desafío para quienes, tradicionalmente, hacían sus decisiones en consulta con los actores importantes del grupo, incluyendo mujeres y hombres de referencia personal.
Sin embargo, las aspiraciones hacia una unidad de todo el pueblo Ayoreo, siguen animando a seguir ensayando los nuevos métodos de “democracia representativa”, hecho que salta a la vista cuando se estudia los estatutos de la “Unión de Nativos Ayoreo del Paraguay”, UNAP, la cual será manejada como una organización que se basa en las gestiones de los representantes comunitarios. El “proyecto de vida”, representado en el estatuto, sin embargo apunta en la misma dirección de transformación de valores tradicionales a la luz de las nuevas exigencias del nuevo entorno. Así, por ejemplo, se pretende consolidar los territorios del pueblo Ayoreo; se exige ser tomado en cuenta por el Gobierno; y se aspira buscar a generar el desarrollo económico, mejorar los servicios de salud y de capacitación, y promover la creación de fuentes de trabajo.
Guaraní
Los Guaraní Occidentales
Los Guaraní Occidentales pertenecen a aquellos grupos de Guaraníes que hace 500 años migraron desde la zona del Río Apa, Paraguay Oriental, hacia la región sub-andina de Bolivia, que hoy se extiende entre Santa Cruz, Tarija y Yacuiba. Históricamente se les identifica como un pueblo guerrero, que en varias expediciones y migraciones, cruzaron el Chaco para conquistar “la tierra sin mal”. Se llegó a conocer como Chiriguanos.
Fuera de su tradición guerrera, los Guaraní, o Chiriguanos, impactaron en la zona con su exitosa agricultura. Cultivaban diferentes variedades de maíz, batatas, porotos, algodón, tabaco, tuna, sorgo, mandioca. Para guardar las cosechas, solían construir elaborados galpones. Practicaban el trabajo colectivo, oñopytyö, por el cual todos juntos se turnaban para trabajar en la chacra de un dueño, quien en este día era el responsable para proveer de comida y bebida a todo el grupo.
A diferencia de otras etnias chaqueñas, los Guaraní Occidentales se organizaban en grupos de parentesco patrilineares. Estos grupos locales contaban con jefes políticos que tenían la función de jueces y líderes guerreros. Varias comunidades juntas solían obedecer el mando de un jefe supremo, tuvicharuvicha. La tradición tribal recuerda a tales jefes como Manepóräi y Apiaguaiqui, e incluso a mujeres líderes como a Vuáyruyi. Los líderes tenían que ser personas que resaltaban por su buen razonamiento y su hablar en forma convincente. Eran personas trabajadores como los demás y generosos en su trato económico, pero demandaban la obediencia de los miembros del grupo.
Cuando el ejército paraguayo, en 1934 entró en territorios habitados por los Guaraníes Occidentales, se había formado amistades con algunos grupos de la etnia, quienes después emigraron al Chaco paraguayo. Habían esperado recibir abundantes tierras agrícolas; sin embargo, este compromiso de sus nuevos amigos paraguayos se hizo esperar. Hoy en día, un grupo volvió a disfrutar de una vida agraria en Pedro P. Peña, y otro grupo se estableció sobre tierras propias en Machareti, zona Laguna Negra. Otros grupos están participando como profesionales en el mercado de trabajo como albañiles, chóferes, alambradores, estancieros y otras profesiones.
La construcción de la identidad étnica de los Guaraní Occidentales en el Paraguay ha sido influenciado por una serie de factores aculturativos. El uso del idioma Guaraní hizo que automáticamente se estableciera un lazo de identificación entre esta etnia y la sociedad paraguaya. Pertenecer a la religión católica también les sirvió para su aceptación por parte de la población mayoritaria de este país. Mediante una prolongada convivencia con el establecimiento militar, los Guaraní Occidentales obtuvieron un reconocimiento oficial como ciudadanos, antes de que esto les fuera concedido a otros grupos étnicos. También aspiraron la educación formal, logrando una escolaridad bien por encima del promedio chaqueño.
Los Guaraní Ñandeva
Cuenta la tradición oral de los Guaraní Ñandeva que la zona del Chaco, donde hoy corre la frontera entre Paraguay y Bolivia, en tiempos remotos era más húmeda y que en aquel entonces fue poblada por numerosas aldeas Ñandeva. Sin embargo, según el anciano Mboreví Resá, se empeoraba siempre más el clima, hasta que las sequías comenzaron a convertir en parameras lo que antes eran tierras con rica vegetación y abundante fauna. Por fin los campos y los montes se incendiaron y llegaron a secar las últimas aguadas de la región.
En estos tiempos difíciles, los antiguos Ñandeva habían sido forzados a desplazarse más y más hacia el Oeste, para buscar una relación económica con los Chiriguanos. Empezaron a trabajar en sus chacras, y fueron pagados en granos de maíz. Esto no impedió que siguieran con la caza y recolección en su antiguo hábitat, donde transmigraron en ciertas épocas del año. Sin embargo, la extendida interrelación con los Guaraní Occidentales había dejado su impresión sobre la cultura de los Ñandeva: habían adoptado el idioma Guaraní y habían incorporado conocimientos económicos nuevos con relación a la producción agrícola, cerámica y la tejeduría.
Se agrupaban en familias extensas, y era costumbre que al casarse, el yerno se iba a vivir y trabajar con sus suegros. Los grupos contaban con jefes, mburuvícha, quienes solían ser las personas con más coraje, bondad, generosidad y habilidad de negociar. Era su función de intermediar en conflictos internos del grupo, y de representar al grupo frente a personas externas.
Los Ñandeva, en sus transmigraciones posteriores, volvieron a dar prueba de ser chaqueños de cultura. En los años después de la Guerra del Chaco, cuando escaseaban los recursos de sus cazadores ancestrales, buscaron la “dependencia benévola” primero con los fortines militares, después con patrones germano-paraguayos, y últimamente con las instituciones gubernamentales.
En su proceso de construcción de la identidad étnica, los Guaraní Ñandeva, igual como sus vecinos Guaraní Occidentales, aspiran el reconocimiento como “ciudadanos”, con todos los derechos garantizados en la legislación nacional. En las últimas décadas han logrado asegurar una importante superficie de tierras, de manera que la gran mayoría ya cuenta con una base autónoma de operaciones. Mientras que se experimenta todavía con la base de subsistencia, que se compone de changa, agricultura y ganadería, los Ñandeva esperan la solidaridad de las organizaciones gubernamentales y no-gubernamentales. También en este sentido están experimentando con técnicas que puedan habilitar el acceso a bienes y servicios del sector pudiente. La participación política ha sido uno de los canales probados.
Nivacle
El Pueblo Nivaclé
Se les ha llacado con diferentes nombres, como Ashlushlai, Suhín, Chulupí; sin embargo, su auto denominación es Nivaclé. Significa “hombre genérico”. Históricamente es un pueblo grande que se dividía en grupos territoriales. Primeramente, se diferencia entre Tovoc Lhavos (gente del río) y Yita’ Lhavos (gente del monte), Jotoi Lhavos ( gente de los espartillares), Tavashai Lhavos (gente del campo). Los Tovoc Lhavos se dividían entre los Chishamnee Lhavos (gente de río arriba) y los Shichaan Lhavos (gente de río abajo).
El pueblo Nivaclé, según proyecciones antropológicas, para poblar el Chaco paraguayo, seguía el trayecto del Río Pilcomayo, distanciándose en el proceso de sus parientes lingüísticos, los Manjui, quienes poblaron la parte alta del Pilcomayo y tierra adentro hacia norte, y los Maká quienes se radicaron en la parte del Pilcomayo bajo y zonas del Chaco Bajo.
Los sistemas de explicación de los propios Nivaclé, sin embargo, afirman la presencia de su pueblo en la cuenca del Pilcomayo ya desde tiempos inmemoriales. Relatan los orígenes mitológicos de los hombres desde aquel entonces cuando aun se comunicaban con los animales en base de iguales. Explican la formación del universo en sus tres planos, sostenidos por cuatro fuertes troncos. Conocen los detalles de los varios cataclismos por los cuales tuvo que pasar este su mundo: la caída del cielo y su subsiguiente cambio de posición entre tierra y cielo, el incendio del mundo, y el gran diluvio que destruyó la mayor parte de la vegetación, animales y hombres.
La memoria colectiva, además de su conciencia de los tiempos mitológicos, también muestra toda una riqueza en recordar la historia tribal de los últimos dos o tres siglos. Informa de los tiempos de estabilidad lograda en las comunidades Nivaclé por medio de una economía diversificada que incluía la pesca, la recolección, la caza, el cultivo del maíz en los bañados, y las huertas sembradas en los rozados donde abundaban mandioca, batata, zapallos, sandía, porotos, tabaco. Eran tiempos de seguridad también por una eficiente defensa colectiva contra agresores de otras tribus, y un relacionamiento diplomático con los vecinos matacos hacia el sur, que consistía en un elaborado intercambio comercial. Era así, que los Nivaclé pudieron incorporar, en su economía, las cabras y ovejas, y el caballo.
Pero la historia reciente Nivaclé también relata de una paulatina decadencia de la suerte tribal. Atraídos por la oferta de bienes del hombre blanco, a comienzos del siglo veinte, los Nivaclé comenzaron a migrar anualmente hacia los ingenios azucareros de la provincia argentina de Jujuy, para ser empleados en la zafra. Estas aventuras les trajeron nuevas alianzas con otras etnias, y les brindó ciertas ventajas económicas. Sin embargo, según relatan, también inició, en la generación joven, un proceso de destrucción moral con la incorporación de los vicios del mundo “civilizado”. Además, estaban dejando por mucho tiempo a sus aldeas a la orilla del Pilcomayo, justamente en una época cuando allí comenzó la ocupación por el ejército boliviano. Una vez más unieron sus fuerzas vivas bajo el liderazgo del cacique guerrero Tofai, pero ya no pudieron echar a los invasores.
El tiempo de la guerra del Chaco es recordado por el pueblo Nivaclé como época de persecuciones y sufrimientos, de los cuales solo se podían esconder quienes se refugiaron en las misiones del Vicariato del Pilcomayo, o evadieron hacia territorio argentino. Terminada la guerra, ya no se volvió a lograr la autonomía económica y política de antes. Los Nivaclé, buscando nuevos mercados de trabajo en las colonias mennonitas del Chaco Central, ya se encontraban en un proceso de construcción de un nuevo proyecto de vida, de una nueva identidad social. Parte de esta nueva identidad llegó a ser la religión cristiana.
Hoy en día, existen procesos colectivos de construcción de una identidad étnica, que se basa en la memoria de la historia reciente, y combina la tradición cultural con nuevas conquistas culturales. Así siguen teniendo vigencia tales símbolos como la unidad étnica, la astucia colectiva, el idioma Nivaclé, la organización familiar con el rol de la mujer como coordinadora del hogar, la importancia de la tradición artesanal en la producción de artículos trenzados de caraguatá, tejidos de lana y productos de cerámica.
Al otro lado, la auto percepción y la auto proyección del pueblo incluyen proyectos nuevos que abarcan una participación activa en la economía y política nacional. Aspiran hacia una educación formal siempre más completa, y hacia las opciones de la capacitación técnica y profesional. Muestran preferencias hacia tales actividades económicas como changa y trabajos profesionales, pero también están abiertos por nuevos proyectos económicos con una base amplia diversificada que incluye la producción agrícola y ganadera.
También buscan el fortalecimiento social a través de reconocimientos legales y alianzas políticas con la sociedad envolvente. Aspiran la unión intercomunitaria a través de una “Organización de Pueblos Nivaclé”. Al mismo tiempo, se esfuerzan a consolidar, a nivel interno, su proyecto de vida que incluye instituciones como la escuela y la iglesia cristiana, con sus costumbres, prácticas y valores que las integran. Consolidan estos proyectos en estatutos comunitarios, como un intento de formalizar una nueva identidad étnica.
Enlhet
Los Pueblos Enlhet y Enenlhet
Según datos arqueológicos, los pueblos Enlhet y Enenlhet, también llamado pueblos Maskoy, habían llegado al Chaco Paraguayo desde una zona sub-andina del noroeste. Siguieron su marcha en dirección hacia el sureste, poblando paulatinamente grandes extensiones del Chaco Central y Bajo. Durante este proceso de migración y poblamiento se diferenciaron por lo menos seis subgrupos, cada uno ocupando eventualmente su propio hábitat. Ellos son los Sanapaná, Toba-Maskoy, Angaité, Guaná, los Lengua-Norte y Lengua-Sur.
Su historia reciente nos cuentan sus propias tradiciones orales. Adaptados económicamente al medio ambiente del Chaco Central y Bajo, ellos mantuvieron buenas relaciones comerciales entre sí y con sus vecinos Nivaclé y Maká. Sus enemigos principales eran los Chamacoco, Ayoreo y Toba-Guaicurú. Cuentan del tiempo de las grandes migraciones de los grupos Guaicurú, quienes presionaron fuertemente sobre sus territorios en el Bajo Chaco. Recuerdan que esto produjo entre ellos y contra ellos una prolongada “Guerra Mundial Indígena”.
Cuando en el siglo 18 tanto los Payaguá como también los Mbayá poco a poco abandonaron el litoral del río Paraguay, los Grupos Maskoy extendieron su dominio hasta el río. Con esto comenzaron sus contactos con el hombre blanco. Esto les significaba una oportunidad de adquirir más artículos de hierro y animales domésticos pero también marcó el comienzo de una larga historia de sufrimientos por las enfermedades propias del hombre blanco, como gripe, sarampión, viruela, tuberculosis, etc.
A fines del siglo 19 una serie de compañías extranjeras compraron enormes extensiones de tierras chaqueñas. Con esto, los indígenas que allí vivían, prácticamente fueron expropiados sin darse cuenta. De lo que sí se dieron cuenta fue de las fundaciones de un número de puertos sobre el río, donde pronto fueron erigidas fábricas tanineras. Para los indígenas, los puertos tanineros llegaron a ser un polo de atracción donde podían vender su mano de obra para satisfacer alguna necesidad inmediata de conseguir artículos de la civilización blanca.
Al comenzar el siglo XXI, los pueblos Enlhet y Enenlhet, en su mayoría han logrado asegurar algunas tierras tituladas a sus comunidades. Aunque son superficies mínimas, comparado con lo que una vez contaban como lo suyo, varias comunidades del Chaco Central han optado por una economía sedentaria, cultivando sus tierras, criando ganado y explotando el mercado laboral de la zona. Otras comunidades se han asentadas en zonas urbanas, o como barrios obreros de las estancias, con una economía dependiente del trabajo asalariado.
Los pueblos Enlhet-Enenlhet están en proceso de construir sus nuevas identidades étnicas alrededor de proyectos de vida que incluyen la recuperación de parte de sus tierras ancestrales, de desarrollar una nueva base de subsistencia por medio de la agricultura y ganadería, de establecer un modo más satisfactorio de relacionamiento con la sociedad envolvente y con los gobiernos nacional y locales. En este sentido anhelan la participación política, como instrumento de reclamar el reconocimiento de sus agendas étnicas. En todos los grupos, la defensa del idioma propio, o su recuperación, también forman parte de su proceso de construcción de identidad social.
Parte integral de estos nuevos proyectos de vida forma la organización familiar, basada en la solidaridad económica dentro del grupo de parientes. Otros valores de la cultura propia, perpetuados en la nueva vivencia tienen que ver con la defensa de la armonía social, la priorización de las relaciones sociales sobre ventajas económicas, la organización comunitaria en base del principio de igualdad, el rechazo de la coerción como medio de control social, la idealización del carácter amable, generoso y de discurso suave. Nuevos valores, que son integrados a la construcción reciente de identidad social, fueron asimilados de la nueva fe cristiana, presente en la mayoría de los grupos.
En un Seminario en el año 2003, entre 65 líderes de las diferentes comunidades del Chaco Central, se estaba reflexionando sobre el tema de los sentimientos comunitarios con relación a la seguridad económica. Se destacó que hay una serie de factores que contribuyen a que los miembros de las comunidades se sientan seguros en su vivencia diaria. Uno tiene que ver con la tierra titulada, que hace que la gente viva con tranquilidad en un espacio reconocido como legalmente suyo. Otros factores mencionados fueron: la existencia de recursos naturales en la comunidad; huertas de buen tamaño; un almacén comunitario de fácil acceso.
También mencionaron como motivos de seguridad la armonía comunitaria, fomentada por una vida espiritual activa de la mayoría de la gente. Por último, también reconocieron ciertos servicios comunitarios, como la ayuda mutual hospitalaria y el programa de crédito de siembra, como factores que fomentan el sentimiento de seguridad y tranquilidad para una vida comunitaria.
Sin embargo, el factor central para una vida en armonía, según las conclusiones del Seminario citado, constituye el complejo de costumbres culturales relacionadas a la solidaridad. ¿Cómo se manifiesta esto? En primer lugar, entre parientes existe una responsabilidad absoluta para ayudarse mutuamente. Cuando hay necesidad, se puede pedir comidas, ayuda en servicios, apoyo para la defensa de las personas. Si hay afortunados que tienen un empleo fijo, o una buena cosecha, estos demuestran sus amabilidad para con los demás.
La costumbre de compartir, según el Seminario, es vista como una virtud muy fundamental. Se lo identifica como una verdad bíblica. También se lo proyecta como un valor que nunca debe terminar; se debe enseñarlo a la juventud para que no se olviden de este compromiso. Es cierto, también el ahorro es visto como algo necesario. Así se destacó la necesidad de contar con buenas reservas de batatas, de almacenar porotos y de investir en ganado vacuno. Sin embargo, una persona amable nunca va ahorrar, mientras que a su lado otro sufre necesidad, se subrayó.
El sistema económico aspirado, entonces, es de producción diversificada. Incluye huertas, chacras con cultivos de renta, ganadería en base colectiva, avicultura, apicultura, recolección en el monte, changas en las colonias agrícolas vecinas y empleos fijos, o en la comunidad, o afuera. No se espera que cada productor participe en todas estas ramas económicas, sino se supone una participación según intereses y dones específicos de cada miembro del grupo. Los ingresos así juntados sirven, en forma solidaria, al total del grupo extendido de parientes.
Familia lingüística Enlhet - Enenlhet (Maskoy)
| Grupo según dialecto | Comunidades (selectas) |
| Enlhet Norte | Yalve Sanga, Campo Largo, Pozo Amarillo, Paz del Chaco, Monte Palmeras |
| Enlhet Sur | Armonía, La Esperanza, El Estribo, La Herencia, Maklhawaya |
| Toba | Pozo Amarillo, Casanillo, Laguna Porá |
| Sanapaná | La Esperanza, Anaconda, Nueva Promesa, Diez Leguas, Karanda'y Puku |
| Angaité | Diez Leguas, Kora'í, La Patria, San Carlos |
| Guaná | Machete Vaina, Riacho Mosquito, Apa Costa |
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Modelo de cooperación
El modelo de relacionamiento para este proyecto de cooperación intercultural se basa en el modelo de la asociación participativa. Presupone la igualdad de las partes en la expresión de sus expectativas y ofertas de colaboración. Se negocia convenios de cooperación entre las partes. A un lado está la comunidad indígena, a quien le corresponde la iniciativa y la mayor parte de la gestión. Al otro lado está la ASCIM como organización cooperadora. Esta tiene una determinada predisposición de participar con recursos y servicios, siempre de acuerdo con su reglamento interno.
La ASCIM anhela ser un ministerio orientado hacia el relacionamiento intercultural; por lo tanto se propone los siguientes enfoques puntuales:
Enfoque |
Departamento Agropecuario |
Departamento de Educación |
Departamento de Salud |
Departamento intercultural social y espiritual |
Cooperación recíproca |
Cooperación con base en un convenio Elaboración de un presupuesto comunitario Acompañamiento a los productores por medio de técnicos y asesores rurales |
Elaboración de un convenio en la cooperación escolar Responsabilidad comunitaria para el mantenimiento de las escuelas Elaboración conjunta de textos didácticos interculturales
|
coordinación del trabajo con los promotores de salud Comunicación con los comités de salud Elaboración de un convenio sobre los servicios de salud Cooperación con las obstetras empíricas |
Participación de las madres en las escuelitas Seminarios anuales para lideresas y líderes |
Encuentro intercultural |
Reuniones de planificación e intercambio Búsqueda conjunta por soluciones en situaciones de crisis y conflictos Reconocimiento de los conocimientos indígenas relacionados con la naturaleza |
Trabajo en equipos multiculturales Programa de estudio bilingüe y bicultural Convivencia intercultural en las escuelas de la ASCIM
|
Trabajo en equipo con personal de salud indígena Encuentros mensuales con los promotores de salud de diferentes pueblos |
Seminarios para el diálogo intercultural Intercambio intercultural en asambleas de la ASCIM Participación activa en los consejos administrativos de las diferentes comunidades |
Fomento del Liderazgo |
Capacitación en administración agropecuaria Fomentar la organización entre los productores |
Preparación en liderazgo por medio de programas específicos durante la educación media Formación de los jóvenes en diferentes profesiones
|
Capacitación de la obstetra empírica Seminarios en salud para los líderes y las lideresas
|
Seminarios con lideresas Seminarios para encontrar un camino propio en el desarrollo comunitario Acompañamiento de los líderes comunitarios en planificación y evaluación Intercambio en FRICC |
Protección del Medio Ambiente |
Concientización en el uso racional de los recursos naturales |
Fomentar la conciencia ambiental en las escuelas Reconocimiento de los conocimientos ambientales de los indígenas |
Capacitación en el uso de letrinas y la disposición correcta de basura Uso responsable del agua potable |
Defender los recursos comunitarios contra la explotación masiva por medio de estatus y enseñanza legal |
Protección de los valores culturales |
Conservación del saber indígena sobre el aprovechamiento de plantas y animales silvestres |
Uso de los idiomas maternos Programa de estudio bicultural Fomentar la historia propia del pueblo y de las ciencias naturales del pueblo Participación de los padres y los líderes en el proceso educativo |
Educación en salud por medio de charlas y material ilustrativo en idiomas indígenas Asistencia en partos en las casas por obstetras empíricas indígenas Reuniones para el diálogo e intercambio |
Seminarios para la prospección y planificación comunitaria futura |
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Trabajo a nivel local y nacional
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Coordinación con programas locales y nacionales Uso de tecnología adecuada |
Inclusión del programa de estudio en el marco legal vigente Participación en acciones nacionales, seminarios y rondas de intercambio
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Seminarios de liderazgo Coordinación del trabajo con la Región Sanitaria responsable Transmisión de programas radiales de salud en idiomas indígenas |
Intercambio de informaciones con organizaciones no gubernamentales Colaboración con el INDI, gobernaciones y municipalidades Transmisión de informaciones y publicaciones por los medios masivos y por medio de libros |
Compromiso recíproco
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El objetivo final son comunidades autosustentables Cooperación con base en una administración transparente |
Las comunidades se comprometen con el mantenimiento de las escuelas y con aportes de becas para los estudiantes de sus comunidades |
Ayuda Mutual Hospitalaria (AMH) Aportes de la comunidad en la atención primaria de salud Aportes de la comunidad para los sueldos de los promotores de salud en su comunidad Aceptación de la responsabilidad de parte de los ayudantes de salud |
Madres participan en las clases de las escuelitas FRICC asume la mayoría de los egresos de su presupuesto Compromiso recíproco, aclarar conflictos por medio del diálogo y la mediación |
Ley del Indígena
La Ley Nº 904/81 fue dada en La Sala de Sesiones del Congreso Nacional el 10 de diciembre de 1981 y tiene por objeto la preservación social y cultural de las comunidades indígenas, la defensa de su patrimonio y sus tradiciones, el mejoramiento de sus condiciones económicas, su efectiva participación enel proceso de desarrollo nacional y su acceso a un régimen jurídico que les garantice la propiedad de la tierra y otros recursos productivos en igualdad de derechos con los demás ciudadanos.
Posteriormente, en 1996, la Ley Nº 919/96 y en 2003, la Ley Nº 2.199/03 modifican varios artículos de la Ley Nº 904/81 de Estatuto de las Comunidades Indígenas.
FRICC
Federación Regional Indígena del Chaco Central, FRICC
La Federación Regional Indígena del Chaco Central (FRICC) es una organización regional de indígenas de comunidades agropecuarias del Chaco Central. Esta federación fue fundada en el año 1975 con el nombre “Junta Directiva”. En la fundación de la FRICC participaron once comunidades, representadas con dos líderes cada una.
La federación de comunidades indígenas autónomas que hayan obtenido sus personerías jurídicas según la Ley 904/89, con la abreviación “FRICC”, fue registrada en el año 1999 con la denominación “Federación Regional Indígena del Chaco Central”.
Desde este momento, la FRICC tuvo un estatuto formal y es una federación autónoma con domicilio legal en Yalve Sanga, Departamento Boquerón, Chaco, Paraguay, con una duración indefinida.
Hoy en día, la FRICC aglutina a 11 comunidades indígenas del pueblo Enxet, Enlhet Norte, Nivacle y Sanapaná. Todas las comunidades tienen tierra propia, todas ellas legalizadas. Trabajan como pequeños productores agrícolas. En su organización se reúnen cada segundo mes en forma ordinaria para ver las dificultades dentro de ella y en las comunidades.
El Dpto. Intercultural-Social-Espiritual (DISE) acompaña las reuniones y seminarios de la FRICC. En las reuniones los miembros intercambian experiencias, informan sobre el desarrollo de sus comunidades y hablan de temas relevantes e importantes para ellos.
La FRICC tiene por objeto el continuo diálogo e intercambio entre sus comunidades asociadas, la defensa de sus intereses comunes y la fomentación de un proceso de mejoramiento del nivel de las poblaciones que representa.
La federación tiene un directorio compuesto por cinco personas: un presidente, un secretario, un tesorero y dos vocales. Estas personas son nombradas por la asamblea y duran tres años en sus cargos. El presidente y el secretario tienen la representación y firma social de la federación. El directorio tiene como tarea principal:
- La preparación, organización y ejecución de las asambleas de la federación, y la firma de las actas correspondientes.
- También se reunirá para decisiones de urgencia que no puedan esperar la convocación de una asamblea. Tales decisiones deben ser puestas a consideración de la próxima asamblea.
Según el estatuto de la Federación Regional Indígena del Chaco Central, esta organizará acciones con miras de coordinar, entre sus comunidades asociadas, sus programas sociales. Estos programas sociales pueden ser:
- Intercambio continuo de informaciones,
- Evaluaciones conjuntas de proyectos realizados,
- Educación y capacitación de la juventud,
- Mejoramiento de los servicios de salud,
- Obtención de documentos personales,
- Promoción de los servicios de orden público, y otros más.
Entre los objetivos sociales de la federación se encuentra la defensa mancomunada contra males sociales que surjan en las comunidades asociadas, analizando las situaciones y ofreciendo apoyo logístico.
La federación se entiende como portavoz de las comunidades hacia las afueras y fomenta las relaciones con el gobierno y con organizaciones no gubernamentales. En la vida pública, la FRICC se ocupa de la tenencia de tierras, capacitación para jóvenes y del orden público en sus comunidades. En el intercambio entre las comunidades se busca caminos comunes para un desarrollo social y económico adaptado a la cultura indígena.
Sistema administrativo
Sistema administrativo de las comunidades indígenas asesoradas por la ASCIM
Las comunidades indígenas asesoradas por la ASCIM se administran básicamente por medio de un estatuto comunitario. Según el estatuto, la Asamblea comunitaria es la autoridad máxima de la comunidad. A la Asamblea comunitaria, que se desarrolla una o dos veces por año, pertenecen todas las mujeres y los hombres mayores de 18 años. Pero la comunidad tiene también la opción de desarrollar asambleas comunitarias extraordinarias. Invita para esta asamblea el Consejo comunitario, aunque también es posible que la iniciativa para la realización de una asamblea en parte puede venir de un grupo de al menos 10 socios.
El Consejo comunitario se elige en la Asamblea comunitaria y él representa y administra la comunidad en el lapso de una asamblea a otra. El método de la presentación de candidatos varía según comunidad. En parte es así que cada aldea de una comunidad presenta un candidato para la elección. En otras comunidades un grupo de parientes o otras agrupaciones definen los candidatos. En todo caso es importante, que los intereses de los socios sean representados por medio de los diferentes concejales en el Consejo comunitario.
El Consejo comunitario se reúne una vez por mes para una reunión ordinaria y desarrolla según necesidad también reuniones extraordinarias. Una vez formado el Consejo comunitario que generalmente consta de 7 a 9 miembros, eligen entre sí un presidente del Consejo. Además del presidente del consejo, las comunidades también tienen un administrador de la comunidad, generalmente elegido por la Asamblea comunitaria. No existe una descripción inequívoca de las funciones de ambos cargos, pero en la práctica normalmente es el administrador que se responsabiliza por los asuntos institucionales como oficina administrativa, almacén, salud, educación, estancia comunitaria, agricultura y ganadería. El presidente del consejo es más bien el encargado de los asuntos comunitarios, entiéndase como la mediación en conflictos interpersonales y otros asuntos de los socios.
Los estatutos comunitarios prevén en parte una división de tareas entre los miembros del Consejo comunitario, sin embargo es un poco complicado llevarlo a la práctica. Aquí se lista unas funciones del Consejo comunitario como ejemplo:
- Administrar los bienes y servicios de la comunidad
- Representar legalmente la comunidad
- Recoger preguntas de los socios para su presentación en la Asamblea comunitaria
- Representar los intereses de la comunidad
- Promover la armonía, la salud, la producción agrícola y la preparación de los jóvenes dentro de la comunidad
- Supervisar la ejecución del estatuto comunitario y de las decisiones de la Asamblea comunitaria
- Invitar a Asambleas comunitarias
- Emplear personas para la realización de servicios en la comunidad (secretario, vendedor, promotor de salud, tractorista etc.).
La cooperación entre las comunidades indígenas y la ASCIM se basa en convenios y presupuestos elaborados anualmente. Por lo tanto, una función importante para el Consejo comunitario es la de decidir en representación de la comunidad, dentro de un cierto marco, sobre la forma y el financiamiento de los servicios de asesoramiento y de cooperación.


