Buenos Días. Mi nombre es Sergia Bergen, actualmente vivo en Asunción y estudio Historia en la Universidad Nacional de Asunción. El año pasado, comencé temprano a buscar oportunidades de trabajo para mis vacaciones de verano, que van de enero a marzo. Sin embargo, Dios cerró puertas de diversas maneras y al mismo tiempo abrió otras, guiándome así hacia Yalve Sanga. Después de mucha oración y reflexión, decidí realizar un servicio voluntario en el Colegio Educativo Yalve Sanga, donde pasé mis vacaciones de verano.
Mis horarios de trabajo eran de lunes a viernes, por la mañana de 7 a 12 hs y por la tarde de 13.30 a 17.30 hs. Pasé la mayor parte de mi tiempo en la biblioteca del colegio, pero también tuve el privilegio de participar en actividades con los capellanes fuera del horario escolar con los estudiantes, así como en viajes a diferentes comunidades indígenas asociadas a la ASCIM. También acompañé a una maestra a sus aulas durante una semana, lo que fue una experiencia completamente nueva, pero muy hermosa y enriquecedora.
Una lección que se volvió fundamental para mí es que el plan de Dios es superior y más amplio que cualquier proyecto que pueda imaginar para mi vida. Durante estas semanas como voluntaria, tuve la oportunidad de conocerlo de múltiples maneras y aprendí a depositar mi confianza en Él, comprendiendo que nos brinda bendiciones abundantes, más allá de nuestras expectativas o merecimientos. Un ejemplo de ello fue el excepcional equipo docente y las valiosas amistades que pude desarrollar en este tiempo.
Los dos meses que pasé en Yalve Sanga fueron una gran bendición para mí y una época que recuerdo con gratitud en mi corazón.